lunes, 31 de agosto de 2009

IV

Arthur amaneció especialmente lúcido el cuarto día de viaje.
-¿Cuánto tiempo estaremos pasando en donde quiera que estemos yendo?
-No se. Depende cómo vayan las cosas, podemos estar unos días... o no.
-¿Cuáles son tus planes más o menos?
-Si fuera por mí nos quedaríamos allá toda la vida.
-Y, pero tenemos que ir a buscar a mi viejo.
-No tiene nada que ver con eso. Lo que pasa es que... no estoy tan seguro de que seamos... bien recibidos.
-¡Ah, qué bonito eh! Me siento estafado.
-Sí, te vas a sentir peor a medida que pasen los días.
-Qué pedazo de basura sos, Rhyder.
-Me lo ha dicho gente más importante, no me afecta.
-Sabés que esto se podría considerar un secuestro, ¿no?
-No, tengo un papel en el que aceptás acompañarme voluntariamente.
-Mentira, yo no firmé nada.
-No, pero yo sí.
-Pero el acuerdo es entre dos partes, y la firma de una única parte no tiene valor si no está presente la firma de la otra parte.
-¿Seguro?
-Y, mucho no se, pero...
-Ah, no sabés, fuiste, yo gano.
-No, pero es obvio que...
-No, nada es obvio en la vida.
-Hay cosas que si.
-Es una cuestión filosófica. Para mi no, punto y aparte.
-Rhyder, mis abogados y yo te vamos a hacer un buraco en la billetera que no tenés ni idea.
-No digás huevadas, la gente como vos no tiene ningún tipo de derechos.
-¿Cómo no? Soy de familia noble.
-Sí, en un país que nadie conoce, que probablemente ni exista.
-Mirá cómo hablás de mi familia... ¿Y te decís amigo de mi padre?
-No soy amigo de tu padre. En realidad ni lo conozco, sólo se que está en Siria, preso.
-¿Y qué te motiva a rescatarlo?
-La verdad, nada. Ahora silencio y concentración, que esta parte del camino es muy peligrosa.
-No. Exijo una explicación.
-Te la voy a dar, pero en la posada.
-Sonó mal eso.
-Sí, bueno, se entiende. Ahora, shhh.
La ruta continuaba en la forma de un camino de cornisas y había multitud de carteles que anunciaban zonas de derrumbes. Esto llevó a Arthur a cerrar la boca una vez más. Además, con ese Rhyder no se puede hablar.

jueves, 27 de agosto de 2009

III

El viaje a través de los alpes austríacos era extenuante. Parecía que el cansancio iba a poder con Arthur, quien nunca había caminado más de una hora seguida y ahora había pasado dos días caminando un promedio de 12 horas. [1] En algun momento de la cálida tarde del tercer día, Rhyder señaló adelante y no dijo nada. "¿Qué pasa?", preguntó Arthur. Como respuesta obtuvo que "nada, me equivoqué". El camino iba cuesta arriba y cuesta abajo y cuesta arriba y cuesta abajo, tanto que parecía que estaban atravesando las montañas de la manera más difícil posible, en lugar de aprovechar los valles y terrenos más parejos.
-¿No hay algún camino mejor, Camelle?
-No a donde vamos, chico.
-Y... ¿falta mucho?
-Otra vez sopa... Sos muy aburrido, ¿sabías?
-Me han informado, sí.
-Bueno, lo que te quería mostrar no puede estar muy lejos. Igual falta para llegar a destino, unos dos días, justo como esperaba. Por suerte vamos sin demoras.
-¿Y aún así faltan dos días?
-Sí, es lo que acabo de decir, ¿te dije que sos aburridísimo? [2]
-Perdón, perdón.
Un rato después, antes de la puesta del sol, Rhyder volvió a señalar hacia adelante, y esta vez habló.
-Ahí empieza Suiza, o va a empezar cuando exista, por lo menos. ¿Ves esa línea punteada negra? Ahí.
-Qué sombras curiosas.
-No son sombras, son posta, pibe. Cuando lleguemos vas a ver.
Casi era tarde para ver algo cuando llegaron, porque la noche corría más rápido que ellos [3], pero algún reflejo del sol bastó para ver que, efectivamente, en el suelo había una línea punteada negra, como en un mapa, pero muy gruesa.
-Bueno, Arthur, estamos en Suiza. Ahora tenemos que cruzarla, porque el lugar a donde vamos está casi casi en la otra punta. Pero se hace rápido, no es tan lejos.
-¿Y no hay un camino más fácil?
-¡Te dije que no!
-Decime la verdad, te andan buscando por alguna matufia a vos.
-¡No, pero callate porque me van a tener que buscar por asesinato, me tenés hasta las p... Callate!
Y otra vez se hizo silencio, y se adentraron en la noche, y caminaron unos metros y decidieron acampar porque no se veía un pomo.

[1] El autor no tiene idea de qué había en Austria ni en Suiza en la época de Arthur Heesux ni tiene demasiado interés por saberlo, de modo que toma los nombres actuales de las regiones y comete incoherencias deliberadamente.
[2] N. del A.: qué mala onda que es Camelle Rhyder, por favor.
[3] Eso sí era una metáfora.

YAPA 1: Solar Powered People - Commercial Flight

Si esto no los llena de amor, nada los satisfará (?)
Gracias Gabe (y)

YAPA 2: no hay.

YAPA 3: Terminé con los examenes y tengo 5 días de vacaciones, o algo así, no conté para evitar cualquier decepción. Viva.

jueves, 20 de agosto de 2009

II

-¿Falta mucho?
-46 segundos menos que la última vez que preguntaste.
-Bueno, pero esa vez no me contestaste. ¿Falta mucho?
-Ayer faltaban cinco días. Pasó un día. ¿Cuántos días faltan ahora?
-¿Cuatro?
-No, seis. Me equivoqué de camino.
-Me estás gastando.
-Sí. Cuatro días son.
-Tengo sed.
-Yo también, te dije que por eso ibamos a Suiza.
-No, agua quiero.
-Bueno, allá hay un río, tomá de ahí.
-Ah, me olvidaba que todavía no se inventó la contaminación.
-¿Qué?
-Tengo la idea firme de que en un futuro no tan lejano, el agua de los ríos no se va a poder tomar así nomás porque el agua va a estar contaminada.
-No entiendo esa palabra.
-Yo tampoco, la acabo de inventar. Lo que me recuerda, ¿qué era eso de Varileche, o como sea, eso que dijiste ayer?
-No se de qué estás hablando.
-Algo de que la iba a pasar mejor en Suiza que en ese lugar.
-Repito: no se de qué estás hablando. Por favor, tratá de controlar tu mitomanía unos días, ¿ok?
-¡¿De qué me está acusando don Rhyder?!
-De decir pavadas al rolete, cerrá el pico de una buena vez.
-Sí, señor.
Y Arthur se calló por 52 segundos.
-¿Falta mucho?

(se recuerda al lector que nuestra historia es previa a la revolución industrial y que los teléfonos celulares de los protagonistas y otros artefactos son artesanales)

LA YAPA:
Cave In - Retina Sees Rewind


LA YAPA 2
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